La ansiedad que se genera en esa pequeña interfase entre lo que se puede llegar a concretar y aún no logra concretarse puede ser feroz. Es que queda demasiado tiempo de pensamiento autónomo, el que genera cuestionamientos y una brutal mezcla de energías que más que aportar, limitan y atrapan.
Esta situación debe ser un mal de muchas personas, pero sin duda, creo, que se potencia cuando estamos trabajando o intentando hacerlo en ámbitos culturales, donde los proyectos necesitan tiempo de decantar, encontrar y lograr objetivos que los nutran, posicionamiento y un delicado trabajo de revestimiento para que cumpla con el total de los objetivos. Entonces, cuando logramos observarlo y encontrarlo coherente, sólido y con el apreciado marco teórico que le gusta tanto a nuestra sociedad, nos encontramos con una dificultad que siempre supimos existía, pero que nunca quisimos verla antes o si la vimos fue con la distancia que genera nuestra búsqueda de objetividad y funcionalidad del proyecto, el de conseguir dineros, empresas que crean en que todo lo que llevas meses trabajando es factible y no solo eso, necesario para nuestra sociedad.
Entonces, el gestor comienza a sufrir la segunda etapa de inseguridad frente al proyecto, la primera lógicamente es al principio, cuando miras por primera vez tu página Word en blanco y tienes que comenzar a traducir todo lo que hay en tu cabeza y en tu cuaderno de notas. Ahora tienes que ver si eres tan capaz de convencer a alguien que no tiene una gran relación con el mundo del arte, si no que tiene distancia o a lo más, una muy linda cercanía con decorativas piezas de naturalezas muertas, muy en tonos beige y con arto pigmento, esos cuadros con harta mancha, que son casi – impresionistas, pero no.
En ese instante, no sirve de nada que el proyecto sea bueno, que tenga respaldo curatorial y teórico, que los artistas, motor principal para la gestión de él, sientan que es una alternativa sólida para sus carreras, si no cumples con los deseos del empresario en cuestión, estás perdido.
¿Cómo hacerlo, como llegar al lugar adecuado, será que yo seré la única que aún no encuentra la llave maestra, por que eso también me lo cuestiono, será que me falta cancha, personalidad, ser zorra, edad, títulos académicos, experiencia, contactos, creer en mi y leer “El secreto”?
No lo sé, pero estoy dispuesta a casi todo!