sábado, 2 de abril de 2011

El nunca bien ponderado Tour.


New York es como para no parar. Si el primer día estaba un poco atemorizada por este mounstro convertido en ciudad, hoy, y con el respeto que merece, siento que le voy perdiendo el miedo. Es que cada lugar es alucinante. Cada persona es un personaje y cada estación de metro un submundo, absolutamente desconocido para mí. Sí, he andado antes en metro, por supuesto, como todos ustedes, pero este metro, que tiene como 8.000 líneas y características especiales para cada una, es alucinante. Yo estoy acostumbrada al metro de mi ciudad, ordenado y sutil, por no decir pequeño y pacato. Acá la gente trabaja, concentrada cada uno en sus computadores, bandas musicales con sonidos latinos se suben a cantar (y sólo los latinos les dan plata), unos comen y otros duermen… Eso es universal.
Para el día de hoy tenía agendado dos toures urbanos, yo nunca he tomado tures y mi única experiencia con ellos fué cuando trabajé en el Museo de Bellas Artes y me tocó hacer un par. Siempre sentí que no tenía el suficiente talento para ello, y el día de hoy me quedó absolutamente claro. Peter Laskowich es un maestro, logró mantener a una veintena de personas atentas a él, siguiéndolo casi al trote por un Grand Central Neighborhood mojado  por una lluvia intensa que no dió tregua. A pesar de que no entendí todo, pasé por todos los estados que él quería que pasaramos, me emocioné, viajé a las películas de Woody Allen y otras más (no pude evitar salirme a ratos) y me comencé a enamorar de Manhattan, ciudad que creí sinceramente no lograría conmoverme. Sentir que detrás de este mounstro hay alma, espíritu, belleza en cada esquina, en cada vista horizontal y vertical. Es que esta ciudad está construida para todos sus habitantes, es ordenada, respetuosa, y no solo con la gente y los animales, si no que también con ella misma. Peter tenía una consigna para referirce a ella “color, line, texture and style”. Manhattan está construida bajo esa premisa, respeto a sí misma, a su propio entorno, a su pasado y a los grandes genios que comenzaron a emplazar cada rascacielos de forma perfecta y articulada, con las veredas, las calles y el vecino. Los nuevos edificios no perdieron el tiempo siendo demasiado creativos o partiéndoce la cabeza pensando en arquitecturas extrabagates, se adecuaron a la consiga y en base a eso han mantenido una estructura urbana única, y cada gesto de locura es sutil e inteligente.
Después de este tour comencé el mio propio. Lamentablemente el señor Laskowich ya no estaba, y tenía que intentar saber dónde estaba parada. Comencé a caminar por intuición, avancé y retrocedí varias veces, hasta que encontré dos números de calles (perpendiculares) que me parecieron familiares, ahí le prengunté al señor de un kiosko, que tenía únicamente cara de latino ¿hacia donde tenia que ir? ¿east or west? Con las manos por su puesto. Me indicó el camino correcto y después de caminar por la 42 con la 1, llegué hasta la 12. Mi destino, el Circle Line Tour. Por su puesto que antes pasé por Time Square, que solo vi con una sonrisa de 200 km, por que quiero volver el primer día que no llueva como hoy (aunque me imagino que para un neoyorkino la lluvia de hoy es solo un refresco para las flores de Mayo) a sacar la tradicional foto que está en las casas de todos los que han venido a NYC ¿cómo no la voy a tener?
Este tour, creo, es lejos lo más clásico en tour que existe. Desde la gente que lo toma, hasta el capitán que nos guía. ¿Pero como conocer a Lady Liberty sin él? imposible (creo), una vez entregada a la situación, me encantó, lo gocé. Cada vista de la ciudad es espectacular, me hubiera gustado conocerla hace 10 años, pensé: es una ciudad intensa por dentro y contemplativa por fuera, y Lady Liberty una genialidad. Me emocioné cuando la ví, salí junto a todos los turistas a mojarme para poder sacarle fotos. Es impresionante estar frente a una imagen que he visto millones de veces, a través de fotografías, impresiones, reproducciones y obras de arte. Se me vino a la cabeza el libro “Cream”, que tiene a una Lady Liberty vestida como una musulmana. También recordé la fotografía de Patricia Ossa, una artista chilena que cuando yo era chica viajó a New York y se sacó una foto con ella atrás. Creo que esa fué la primera vez que la ví, hace un poco mas de 20 años y hoy, un día nublado, con un cielo tormentoso, renové la imagen que tenía en mi cabeza, mediante la construcción de una propia.
Después de esto, de ver la ciudad a sus anchas, sus puentes perfectamente construidos y de emocionarme con la grandeza de una ciudad pequeña, volví a la realidad, a la realidad  de “no saber donde estoy parada”. Fué extraño, pero salí de ahí con un nivel de seguiridad que creí me costaría más conseguir. Por su puesto que muy luego me floreció el sub desarrollo (que lealmente de mi Chile llevo dentro) dándome cuenta que estaba muy lejos de mi soñado departamento, y que la única forma de llegar, por la hora, era bajando nuevamente al submundo del Subway, uf… Caminé hasta la 8 con la 42, pleno barrio de teatros, luces y atochamientos humanos y bajé. Habían mas líneas de las que mi cabeza alcanzaba a computar y más personas escuchando walkman de las que yo podía asumir. Entonces me enfrenté a un doble dilema: ¿a donde voy? ¿y a quien le pregunto? Comencé la misión preguntando a una señorita que parecía saberlo todo. Me dió las indicaciones, pero cuando llegué no me pareció ser el lugar correcto, entonces volví a preguntar, con lo que obtuve una segunda informacion, “2 de 2 pensé”, necesitaba con urgencia una tercera coordenada, ojalá que coinsidiera con alguna de las dos anteriores, “bingo”, coinsidía en cierto modo, con una de las 2, comencé a caminar, y cuando se supone había llegado al lugar correcto no encontré ni las letras ni los números, creí que iba a empezar a transpirar helado, que talvez mejor salía corriendo a la calle y volvía caminado, me demorara lo que me demorara, pero de pronto ví a un tipo, sin audifinos y un tanto apurado, le pregunté, y aunque en un principo no sabía, tuvo una iluminación y me indicó el camino. Decidí bajar y no seguir pidiendo opiniones, por primera vez no me decían ni letras ni números mezclados, sabía el número de mi bajada, ahora solo me faltaba asegurarme de tomar el tren que parara ahí. Abajo le pregunté a un señor que se veía muy seguro de si mismo, como una especie de gurú del metro y me confirmó que no sólo tenía la información correcta con respecto a donde debía parar, si no que estaba en el lugar correcto, frente al tren correcto. Lo mejor fué que una vez dentro del tren, logré comprender lo que la voz en el alto parlante decía, por lo que pude asegurar mi bajada y sentir que lentamente, mi oído se va acostumbrando al idioma. Cuando salí supe perfectamente donde estaba parada, fuí feliz, sentí tal tranquilidad, que pasé al food market por mi primera cerveza en esta gran ciudad… ahora la disfruto junto al siempre leal y fácil Mac.

viernes, 1 de abril de 2011

LA AVENTURA COMENZO. NEW YORK, I'M HERE.


Primer día, aunque lo que menos quería era empezar este blog diciendo “primer día”; es inevitable,  de hecho había comenzado a escribir antes, a las 6:00 am. en Santiago de Chile, 15 horas antes de conocer esta ciudad, mientras esperaba el vuelo, que con escala en Bogotá me traería a la locación perfecta de todas las películas soñadas de la vida. Hoy leo ese texto y siento que no tiene nada que ver con esta experiencia, asi es lo omitiré. Estar acá es mucho más que las películas!
Llegada a NY 10:30 pm. Fila eterna de más de 40 minutos para poder pasar a recoger las maletas, las que veía pasar a la distancia, sobre la cinta y yo ahí, sin poder hacer nada, con miedo de mirar atrás. El alguacil que permitía o no tu ingreso, gritaba a todo el mundo exigiendo apagar los celulares, no adelantar la línea y un sin fin de cosas que seguramente pasan acá por que, además de ser  un poco paranóicos, son primer mundistas y al que le toque mandar lo hará sin reparo y con fanatismo. En mi país son más relajados, de hecho hay pasos fronterizos sin fiscalización alguna, claro que USA no puede saber eso, las autoridades están muy empecinadas en lograr alianzas… Pero en fin, en ese tema no me quiero meter, ni tampoco en lo que sucedio después con el taxita corrupto, bueno, si pasan cosas “hasta en las mejores familias” ¿porqué no pasarán hasta en los mejores países?
Después del bochorno, llego al departamento, leyendo una a una las indicaciones que Julia me había enviado, mejores que cualquier mapa, de hecho un mapa no sirve para nada al lado de estas puntuales y correctas instrucciones. Gracias por eso! El lugar es fantástico, llegué cansada, prendí un cigarro que disfruté medio colgando por la ventana y a dormir; hoy comenzaba realmente la aventura, al menos la que yo venía a vivir.
Así fué! Temprano me desperté y me sentía como un gato enjaulado, quería salir, quería comer, escribir, escuchar música y no lograba hacer nada, al parecer necesitaba ese impulso del dueño de casa, ese “partieron” de las carreras, o simplemente el “Hello, welcome to New York” que un par de horas después tuve y me dió coraje y ánimo para salir a recorrer esta ciudad, que espero a lo largo del mes lograr entender, entender toda esa magnificencia de este templo de la vida urbana, de las calles ruidosas y de las mil personas que caminan sin prestar atención a nada (que de seguro saben adonde van).
Decidí emprender mi primer periplo siguiendo las estupendas instrucciones de Julia y poder entrar y salir de cada sitio según lo fuera sintiendo. Atendiendo a su propuestas partí por “The Forbers Gallery”, un lugar calentito, clásico y hasta con guardia de seguridad, bueno aca eso se usa mucho, todo parecía solemne, exepto la obra, piezas gráficas hechas en acuarela y con temáticas felizmente ridículas, Ronald Searle es un genio y que exista este lugar para poder ver una selección de los originales de las revistas, un deleite. Partir con humor siempre es estimulante! viendo obras inspiradas en temas tan actuales como universales,  como “Another day, another dollar”, lleno de color y de arcoiris, hasta una maravillosa cita a la obra maestra, que en la Universidad enseñan con solemnidad y respeto “The Swing” de Fragonar, tranformada en una escena protagonizada por puercos, dulces y dóciles, llamada “The Swingers”, para continuar con “Sketch for Lutrec”, inspirado en una de las protagonistas de sus obras, esa que es parte del inconciente colectivo, la bella dama que se repite en la mayoría de sus cuadros.
Después de Forbes Gallery, no solo tenía un poco más de valor del que tenía antes de entrar, si no que también tenía ánimo y coraje, literalmente!.
Continuando con las indicaciones literarias “dobla a la derecha, cruza la calle…” decidí ir a The Gross Fundation, sabía que tenía que intentar comunicarme con mi precario inglés, ya que Chaim Gross y su hija Mimi, son grandes amigos de APEXART, asi que me autoricé a tocar el timbre sólo si es que me animaba. De no hacerlo aún me restaba un mes completo para poder ir y me restaban un par de sitios por  visitar el día de hoy. Una vez afuera y después de retroceder una primera vez , por esos impulsos repentinos, toque el timbre y entré a un lugar increible, un oasis de obras y coleccionismo en medio de la ciudad. Con visita guiada incluida, y sin cámara fotográfica, por lo que debo volver. Comencé a recorrer la obra y la gran casa vertical de Chaim Gross, cada espacio y cada pieza son únicos, todo mezclado tan ágilmente que no sabía hacia donde apuntar la mirada, hasta que encontré un modo y solo me quedó sorprenderme, con la obra de él, de Mimi y su maravillosa colección de arte Africano y Oceánico, con las diversas materialidades de sus alegres esculturas y sus fuertes y dramáticos dibujos, todo inquietante, me dió la sensación que todo quería decir más de lo que yo en ese minuto era capaz de ver.  Todo eso además del calor y hermosa energía de Mimi y de todos los que ahí trabajan, sin duda la mejor opción para el primer día.
Después de esta, para mí una total aventura, decidí saltarme los lugares que me quedaban para hoy, los hare en mi próximo día libre o en alguna mañana medio desocupada. Preferí salir a perderme por Manhattan, o al menos eso intenté, pero esta ciudad es fácil, es ordenada, conceptualmente hablando, decidí enfriarme un poco y ver a la gente, escuchar las voces y dejarme sorprender sin exigirme “lugares de interés”. Siento que la energía Newyorker también es parte importante de esta residencia, tratar de mezclarse y obligarme a entrar a sitios donde estoy obligada a comunicarme es inspirador para los textos, es inspirador para esta experiencia.