Revisando el Gallery Guide y dándome cuenta de la cantidad gigantezca de espacios de exhibición comercial que hay en esta ciudad, comencé a hacerme una serie de preguntas relacionadas a los circuitos de difusión y comercialización del arte ¿Habrán tantos artistas para tantas salas? ¿Será el único modo de distribuición y difusión del arte local? ¿Habrán aún mas espacios? ¿Cómo los jóvenes logran moverse entre una masa tan grande y aparentemente competitiva? En la medida que le daba vueltas al asunto comenzaban nuevos cuestionamientos, los que de a poco he comenzado a resolver.
Visitando nuevamente Brooklyn y unas cuantas galerías pude comenzar a responder algunas de esas preguntas, como que si hay mas espacios de que los que aparecen en el Gallery Guide, que hay circuitos paralelos de arte jóven, emergente, organizados, activos y que logran movilizar no solo a los artistas, si no que también a la comunidad, y no son uno o dos destinados a morir, hay muchos o al menos suficientes como para generar un circuito.
Conocer espacios como Regina Rex, English Kills, Storefront, Microscope Gallery y Yashar Gallery me ayuda a ver un poco el escenario alternativo, artistas que están moviendo sus trabajos en sus propios circuitos, artistas -gestores que trabajan para poder mostrar su obra y la de sus pares, espacios auto gestionados, cercanos a los talleres, donde el diálogo fluye rápidamente.
Esto de alguna manera es lo que se repite entre las generaciones jóvenes en todo el mundo. Acá cambia el contexto, algunas veces el idioma, pero observo que es un escenario común, universal. Gestores como Laura Braslow, que trabaja llevando el arte y la experiencia del arte a la comunidad, al barrio, generando festivales y encuentros con los que logran convocar a cientos de personas, no sólo artistas, también vecinos creativos, con buenas ideas que se quieran dar el tiempo para crear. Artistas que abren y cierran salas para poder mostrar su trabajo, personas que trabajan sin fin de lucro.
Creo que el tema tiene mas que ver con una cuestión de actitud que de posibilidades, de cultura general con respecto a las artes visuales, dramáticas y literarias. Desde mi perspectiva no todos los espacios que visité tenían buena obra, pero si todos son buenos espacios, movidos, jugados, sensibles a los movimientos culturales, activos y abiertos al diálogo y al desarrollo. Acá la comunidad en general sí tiene que ver y es tal vez una de las grandes diferencias con Chile, por que el arte es parte del día a día, por su puesto que ésta es “La” Industria del Arte, donde NY figura como la distribuidora oficial, pero más allá de eso también tiene que ver con la forma de vivir, con perderle el miedo a la cultura, a las nuevas expresiones, a los nuevos espacios. Es esa actitud que acá sobra y que a nosotros nos falta.
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