Hoy en la mañana mientras tomaba un desayudo muy local en el hotel, me puse a pensar en la enorme cantidad de diferencias que hay entre dos de las más importantes ciudades de este país. Es que tengo la sensación que el viaje en tren es como cruzar un avismo en 4 horas, a un mundo totalmente nuevo abruptamente y pasar del caos al orden, de la exageración exacerbada a la elegancia y sofisticación, del clamor popular al universo político.
Ambas ciudades tienen su encanto y ambas carecen lo que a la otra le sobra. Pero después de 14 dias en NY, quiero gozar Washington y esta ostentosa paz llena de cultura, espacios públicos y arte... Hay modelos que se repiten en el país.
Después de una primera jornada de inspección, en la que recorrí casi el Mall Park completo, después de sorprenderme con sus museos, edificios y memoriales; de entrar al centro, proveída de un mapa por su puesto, pero ya muy clara y segura de mis pasos, voy sintiendo el llamado a recorrer y aprovechar cada una de las horas que estaré acá.
La mañana comenzó con un divertido paseo con Casey, un poeta y profesor de Historia del Arte en la Universidad de Artes y Humanidades Corcoran Gallery & Collage of Art and Design, conversamos en busca de un café, al que renunciamos poco antes de llegar a la facultad, donde nos proveeríamos de un bebestible en un agradable espacio destinado a eso en el hall principal de ésta. No sin antes pasar por la Casa Blanca, bastante más pequeña de lo que la imaginaba y llena de distintos tipos de personas que se manifiestan por diversos motivos (que de seguro sobran) pero es gracioso, no superan las 5 o 7, incluso 1 personas por grupo de manifestantes y como buenos representantes de sus principios están muy convencidos y atentos a su causa.
Después de saciar nuestras respectivas sedes comenzamos un divertido paseo por la universidad, partiendo por las Salas de exhibición y el Museo. Se imaginan para un chileno estudiar arte o diseño con cuadros de Rothko o Rauschenberg, a los cuales puedes acceder cuando quieras, rodeados de increíbles fotografías, obras de arte y grandes espacios destinados para la exhibición de trabajos. En fin, el paseo no terminó ahí, de hecho para mi sorpresa estaba recién comenzando y toda mi ansiedad por recorrer los Museos que rodean el gran parque se iba apasiguando cuando Casey abría puertas que accedían a los distintos rincones de esta universidad, lugares que amo, como los destinados al almacenaje de obra, con cámara de frío para las fotografías, talleres donde trabajan los estudiantes. Siempre he amado esos lugares, con herramientas, olor a pigmento, a soldadura, madera y químico de revelado, ese lado B del arte que me fascina. Pasamos a las oficinas y biblioteca, en cada rincón nos encontrábamos con gentiles personajes y momentos universitarios, por lo que además me fui con pequeños tesoros de, espero, futuros descatacados artistas.
Un pequeño paseo por el parque y a comenzar mi ansiado viaje al interior de los museos, a saciar ese fabuloso apetito abierto en el MoMa, partí haciendo un recorrido transversal de generaciones, entre el Arte Contemporáneo en el Hishhorn Museum y el National Gallery Art, de Arte Clásico, donde en este último, y por primera vez en mi vida, estuve frente a Fragonard, artista que admiro profundamente y que hoy después de reir y emocionarme frente a sus obras, le declaro mi amor absoluto. Acá cada Museo es especial y coherente, desde la arquitectura hasta la obra que contiene, da la sensación que nada es al azar, que todo esta pensado para respetar enalteciendo cada pieza y acoger a cada uno de los visitantes que repleta cada Sala.
Dentro de mi recorrido Museal, y después de viajar por la historia del arte, decidí jugar tematizando mi estadía en el DC y hacer un nuevo viaje, ahora por la historia de US, visitando el Museo de la Cultura India, un Museo muy atractivo arquitectónicamente, suave y blando a la vista, interesante y contundente en el recorrido, donde cada uno de los gestores de este gran universo particular llamado Estados Unidos de Norte América figuran sin discriminación y con determinación, interesante mezcla; y el Air and Space Museum, fué divertido por que me sentí como una turista absoluta, con una sensación de inemoción constante, y ahora la masa humana si me molestaba, igual que a la señora que no le dejan sacar la foto por que la tapa la niña que está adelante, claro que yo no saqué fotos, definitivamente ese pudo haber sido mi error. En fin puede ser que no sirva para ese tipo de aventuras, que los aviones y las grandes naves no me parezcan mas atractivas que las obras, aunque son una obra en si misma y los trajes que han vestido los enviados al espacio a lo largo de la historia son fabulosos, aunque igual mas me recordaron el Dharma de Lost que la emoción del primer hombre en la luna.
Al salir de ahí, una parada semi obligada en los verdes pastos de Mall Park para deternerme un minuto, descanzar las piernas y mirar el cielo, tenía claro que no podía terminar mi tour “temático” sin ir al “The Lincoln Memorial”, emprendí camino aunque la excesiva cantidad de gente que quería hacer lo mismo que yo invitaba a detenerme, sabía que era mi única oportunidad y que aunque no pudiera tener una conversación con él, al menos lo vería y podría disfrutar de la hermosa vista al parque desde ahí; es fuerte su imagen, imponente, absoluta, solemne, mirando y cuidando esta ciudad que parece deberle todo. Después, y ya que estaba ahí mismo, y que el día anterior habia ido al impresionante “The United State Capitol” decidí ir al “Vietnam Veterans Memorial” y ser consecuente con el circuito propuesto, es interesante ese memorial, intenso, aguerrido, logras sentir de alguna manera lo que ese grupo de hombres hicieron por esta nación.
Cerrando así el círculo, ya entrando la noche y con una sensación de cansancio absoluto comienzo el camino de regreso al Hotel, haciendo el recorrido por calles que no conocía, gozando cada esquina y pensando en como aprovechar al máximo mi siguiente y última mañana en el DC, ciudad que me mostró sus dos caras, primero un sol radiante y hoy una intensa lluvia, que no cohartó mi caminata al metro, incluso me detuve por las fotos de rigor y pude conocer un mundo bajo tierra bastante mas moderno, limpio y ordenado que el de NY.
Ahora espero mi tren en una cafetería en Union Station, esperando volver a la ciudad que en este mes se ha transformado en mi hogar y mi escuela.
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